¿Qué es?
El dolor crónico o persistente puede presentarse rápida o lentamente, y puede variar desde leve hasta intenso. A diferencia del dolor agudo, el dolor crónico o persistente dura por periodos prolongados. Por lo general, el dolor se considera crónico si dura más de 3 meses, y puede perturbar su vida e interrumpir sus actividades cotidianas si no se trata bien. El dolor crónico no desaparece a menos que se trate su causa subyacente, pero generalmente puede aliviarse o mantenerse bajo control mediante medicinas contra el dolor que se toman en un horario establecido. A veces esto se conoce como recibir medicinas contra el dolor «durante todo el día» (Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, 2019).
Causas
La causa del dolor crónico puede estar causado por un traumatismo o una herida, una infección o por una enfermedad anterior. Algunas afecciones que pueden desencadenar dolor crónico son (Martínez Pérez, 2012):
- Infecciones
- Problemas de espalda
- Cáncer
- Migraña o dolor de cabeza
- Artritis
- Fibromialgia
- Daño en los nervios
- Una cirugía anterior que no se ha curado
Síntomas
El dolor crónico puede aparecer en cualquier parte del cuerpo y suele causar una serie de sensaciones similares en aquellos que lo padecen. El dolor crónico puede causar de forma progresiva una pérdida del apetito, que suele ir acompañado de una pérdida del gusto en la comida. Poco a poco, el dolor interfiere en la vida del paciente, impidiendo que ésta se desarrolle con normalidad. El paciente suele perder peso, acompañado de otros signos como una falta de deseo sexual y una constante fatiga. El dolor puede interferir en la vida de la persona, causando problemas de autoestima y depresión al verse incapaz de hacer frente a su situación (Martínez Pérez, 2012).
Tratamiento
El tratamiento para el dolor crónico se centra principalmente en reducir su intensidad y su frecuencia, facilitando la vida al paciente. Existen diversas formas de hacer frente al dolor crónico, y alguno de los más comunes o frecuentes son el tratamiento con fármacos y medicamentos, la terapia y la medicina complementaria (Martínez Pérez, 2012).
- Tratamiento farmacológico: normalmente se utilizan analgésicos, antidepresivos y anticonvulsivos. Algunos medicamentos de venta con receta son opiáceos, y cuando estos no se ingieren de forma correcta pueden causar adicciones.
- Terapia: existen diversas terapias con las que hacer frente al dolor, como por ejemplo la fisioterapia, los ejercicios de bajo impacto como caminar o ir en bicicleta, la terapia ocupacional y la terapia del comportamiento para relajarse.
- Medicina complementaria: existen métodos de medicina alternativa como la acupuntura o los masajes que pueden ayudar a mejorar el dolor crónico